Las nuevas tendencias laborales: La inmigración da un giro de 180 grados.

Hoy en día, si un europeo reflexiona sobre el sentido de la palabra “inmigración” durante las últimas décadas, ¿qué le viene a la mente? Seguramente uno piensa en el trasiego de gente desde el “tercer mundo” hacia el “primer mundo”, en el cual ciudadanos desesperados de países pobres y sub-desarrollados llegan a países ricos para buscar oportunidades de empleo y una mejor vida, literalmente para buscarse la vida. Los inmigrantes típicamente han escogido países donde encuentran más vínculos sociales, culturales o lingüísticos, como los sudamericanos llegando a España, mientras que los africanos angloparlantes elegían Inglaterra y los francófonos Francia. Aunque estos flujos de inmigración no van a desaparecer, ni muchísimo menos, la realidad es que los últimos cuatro años de crisis económica en Europa han provocado grandes cambios. Una Europa todavía en crisis ya no es la fuente de trabajos que era, y los programas de austeridad la dejan con muchas incertidumbres para el futuro. Mientras tanto, muchas de las economías de África, Sudamérica y Asia siguen creciendo a un ritmo inconcebible para el viejo continente.

Después de haber pasado los últimos tres años viviendo y trabajando en algunos de estos países, como Sudáfrica, Botsuana y Filipinas, me parece que estamos a punto de ver una nueva tendencia en la inmigración global: la salida de los europeos más desilusionados, y muchas veces más ambiciosos y formados, para buscarse oportunidades en los países emergentes. Después de todo, en un mundo siempre más globalizado, ¿no es normal que nuestros ciudadanos globales vayan donde más oportunidades encentren?

Donde se encuentran oportunidades para profesionales con competencias
Trabajando como periodista económico, en muchos casos los empresarios me comentan que las oportunidades para crecer existen, pero que no encuentran los profesionales adecuados. Suelen hablar del llamado “skills shortage”, la falta de profesionales con las competencias necesarias para asegurar la competitividad de la empresa en los mercados globales. La falta de recursos humanos se nota sobre todo en sectores como informática, finanzas y ingeniería, y sobre todo en África, pero también en otros sectores y en otros países emergentes. Mientras tanto, el continente europeo dispone de un sinfín de gente joven y cualificada, en algunos casos híper-cualificada, pero las oportunidades no llegan a satisfacer la demanda. Mientras que a las universidades europeas se las considere entre las mejores del mundo, las competencias europeas seguirán estando bien valoradas.

Las oportunidades entonces existen, pero el obstáculo más grande es saber aprovecharlas. ¿Cómo saber por dónde empezar? O ¿cómo superar los problemas de burocracia en un país tan lejano, desconocido y, muchas veces, menos organizado que Europa? La opción más sencilla y quizás atractiva es que una empresa multinacional te contrate desde Europa y organice el traslado a tu destino sin que tú tengas que mover un dedo. Desafortunadamente, esta es lógicamente también la opción más cotizada por los europeos, y te deja frente a la misma situación de siempre: tener que hacerse hueco en el muy competitivo mercado laboral europeo.

Where there’s a will, there’s a way: El que la sigue, la consigue.

En realidad las mejores oportunidades existen para los más aventureros. Países como Filipinas o Sudáfrica, como muchos otros de África sub-sahariana, Asia o incluso Sudamérica, ofrecen muchas oportunidades para crecer. Si uno llega con ganas, ambición, competencias y, más quizás más importante, paciencia, las oportunidades te recompensarán. Entraré en más detalles sobre estos temas durante siguientes blogs, pero para demonstrar el potencial, cabe destacar la experiencia de un colega británico, Simon Mundy, que conocí en Sudáfrica. Cuando se graduó de la universidad de Edimburgo en 2009, quería convertirse en periodista. Ese mismo año, en lugar de hacer lo típico y competir con miles de compatriotas buscando trabajo en el mercado local, decidió arriesgarse. Cogió un vuelo con destino Johannesburgo, y cuando llegó se dirigió directamente a las oficinas de uno de los periódicos más importantes del país. Les propuso trabajar sin compensación económica durante un mes, y luego el periódico tendría la opción de contratarlo. Una cosa llevó a la otra, y gracias a las oportunidades que encontró, los contactos que hizo y evidentemente las competencias que tenia, en el plazo de un año ya se había convertido en corresponsal sud-africano de The Financial Times. Desde entonces, todo ha ido a mejor. El mes que viene se traslada a Seúl, donde será el corresponsal regional más joven de The Financial Times. Si no se hubiera “tirado a la piscina” hace tres años en Johannesburgo, el mismo Simon reconoce que le hubiera costado mucho mas destacar en el altamente competitivo mercado Londinense.

¿Y en el peor de los casos…?
Cabe destacar una última cosa. Si las primeras ideas que te vienen a la mente cuando piensas en los países sub-desarrollados son pobreza, hambruna o guerra, ya es el momento para ver la otra cara de la moneda. Ya estés en África, Sudamérica o Asia, cada país te ofrecerá una experiencia única y diferente. Te esperan paisajes espectaculares, playas tropicales, culturas fascinantes, nuevos idiomas y mucha gente joven y abierta que ven el futuro cada día con más optimismo, en contraposición con el pesimismo que reina a día de hoy en Europa. Si te atreves a buscar trabajo en un país emergente, incluso si no encuentras lo que buscabas, por lo menos podrás decir que has vivido una experiencia irrepetible!

Thomas Graham